Asegurar un territorio eficiente, equitativo y de cohesión

Paraguay

Asunción, la capital de Paraguay, encabeza una metrópolis con cerca de 3 millones de habitantes en un territorio que se extiende por más de 1,500 km2. En las últimas décadas, su expansión acelerada y carente de una adecuada planificación urbana ha generado un territorio disperso y de baja densidad, ocupando zonas ambientalmente vulnerables, y con bajos índices de calidad de vida debido al déficit en el acceso y en la propia eficiencia de las infraestructuras, servicios urbanos, equipamientos y vivienda existentes. IDOM, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha desarrollado un análisis para identificar los retos de sostenibilidad más urgentes y proponer acciones específicas para enfrentarlos y evitar que se vuelvan un limitante a su desarrollo.

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Implementación de medidas que permitan una gestión óptima de los recursos existentes

El Área Metropolitana de Asunción (AMA) se encuentra aún en un proceso de urbanización que se ha intensificado en las últimas décadas, alcanzando anualmente unos 3,8% de crecimiento de la huella urbana y llevando a que actualmente el 65% de la población urbana de Paraguay se concentre en esa región. Ese crecimiento demográfico explosivo ha permitido generar nuevas oportunidades, pero también enormes retos para incrementar la calidad de vida de la población y la competitividad económica de la región. Nuestra empresa ha trabajado con los principales actores metropolitanos, municipales y con el BID para definir las bases de un nuevo modelo territorial para el desarrollo sostenible de Asunción y su territorio de influencia.

En este contexto, se propone el desarrollo territorial del Área Metropolitana de Asunción bajo un escenario de Crecimiento Inteligente a 2030 y 2050, estableciendo la imagen deseable de su crecimiento urbano, y que permite fijar el límite superior del desarrollo futuro según una perspectiva de desarrollo sostenible.

Los criterios básicos para definirlo están orientados a la mejora de la calidad de vida de la población mediante la implementación de medidas que permitan una gestión óptima de los recursos existentes, como son: densificar y compactar las áreas urbanas aptas para limitar la expansión hacia la periferia; consolidar las cabeceras municipales de la AMA; reducir el coste global de inversión en infraestructuras de agua potable, saneamiento y drenaje, de transporte y de recolección de residuos; impulsar una economía de bajo carbono a través de la eco-movilidad como apuesta por el transporte público y adecuando el espacio público al uso de la bicicleta y del peatón.

Actualmente el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) tiene origen en el consumo de combustibles para el transporte, con predominio del privado. Así mismo, proteger las zonas susceptibles de amenazas naturales, sobre todo las inundaciones, para mitigar el impacto de los fenómenos climatéricos estacionales en las zonas urbanizadas.

En suma, garantizar un uso del territorio en el que la eficiencia y la equidad se conjuguen y se asegure la cohesión social.

Resiliencia y sostenibilidad urbana