WATER

Día Mundial del Agua 2024: Agua para la paz

El tema del Día Mundial del Agua este año es «agua para la paz», pero ¿qué relación existe entre el agua y la paz? Antes de entrar en materia, es importante destacar la definición del concepto de “paz”, como lo hace Pedro Arrojo Agudo, Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, cuando afirma que la paz es algo más que la mera ausencia de conflicto, sino que encarna un concepto más amplio que rechaza la violencia, la injusticia y las disparidades sociales (Arrojo Agudo, 2023)[1]. Un elemento central de esta visión de la paz es el reconocimiento de que la prosperidad y la estabilidad dependen del acceso equitativo al agua, un recurso esencial para la vida y reconocido como un derecho humano.

Sin embargo, actualmente nos enfrentamos a una crisis mundial del agua, alimentada por una convergencia de retos acuciantes. El rápido crecimiento de la población, la urbanización y la intensificación de las actividades industriales y agrícolas ejercen una presión colectiva sobre nuestros limitados recursos hídricos. El cambio climático no hace sino exacerbar estas crecientes presiones, causando sequías e inundaciones cada vez más frecuentes y graves. Todas estas presiones agravadas están sumiendo a muchas regiones en la inseguridad hídrica. Las estadísticas revelan que aproximadamente la mitad de la población mundial sufre una grave escasez de agua durante al menos parte del año (IPCC, 2022)[2], mientras que la asombrosa cifra de 2.200 millones de personas carece de acceso a agua potable (OMS/UNICEF, 2023)[3].

Esta precaria situación puede desencadenar conflictos y exacerbar tensiones a medida que se compite por las fuentes de agua existentes. La desigualdad de acceso y las disputas por las aguas transfronterizas son focos comunes de tensión, «las aguas transfronterizas representan el 60% de los flujos de agua dulce del mundo» (ONU Agua, 2023)[4], y «sólo 24 países informan de que todas sus cuencas transfronterizas están cubiertas por acuerdos de cooperación» (ONU Agua, 2021)[5]. Por lo tanto, no es de extrañar que surjan competencias y disputas por la gestión y utilización de los recursos hídricos, lo que genera tensiones e intensifica rivalidades geopolíticas. Una explicación es que esto deriva de nuestra percepción del agua como un recurso económico divisible y controlable. Esta percepción no sólo fomenta e impulsa conflictos, sino que a su vez conduce a la degradación de los ecosistemas acuáticos (lo que a su vez aumenta la inseguridad hídrica). He aquí el vínculo entre el agua y la paz.

Para salir de este ciclo, es imperativo un cambio de paradigma. Para proteger y conservar el agua es necesario pasar de la visión y la gestión del agua como recurso a enfoques basados en los ecosistemas, acompañados por una perspectiva de derechos humanos. Los enfoques basados en los ecosistemas ofrecen una perspectiva holística, en lugar de centrarse únicamente en las necesidades humanas consideran la interconexión entre los sistemas hídricos y el entorno natural. Al dar prioridad a la preservación, la restauración y el desarrollo sostenible, estos enfoques reconocen el vínculo inherente entre los sistemas ecológicos y el bienestar humano.

Para nosotros, como IDOM, tenemos un papel que desempeñar en todo esto, adoptando y promoviendo enfoques basados en los ecosistemas en la gestión del agua. Aprovechando nuestra experiencia en la gestión de los recursos hídricos, el diseño de infraestructuras, las tecnologías de tratamiento del agua y la mejora de la eficiencia, debemos esforzarnos por integrar las consideraciones ecosistémicas en nuestro trabajo. Esto debe lograrse mediante evaluaciones holísticas que consideren ecosistemas enteros en lugar de componentes individuales, asegurando la colaboración con todas las partes interesadas y tomando todos los puntos de vista en cuenta, reconociendo la naturaleza dinámica de los ecosistemas mediante la aplicación de prácticas de gestión adaptativa, y la promoción de soluciones basadas en la naturaleza para mejorar la calidad y cantidad del agua. Como IDOM debemos aspirar a aplicar enfoques basados en los ecosistemas que den prioridad a la sostenibilidad y la resiliencia.

Esto conlleva algunas consideraciones importantes. La primera es que una gestión eficaz basada en los ecosistemas requiere una colaboración interdisciplinar, es esencial contar con expertos de diversos campos, integrando múltiples perspectivas y campos de conocimiento. Es necesaria una perspectiva a largo plazo, ya que es esencial dar prioridad a la sostenibilidad frente a las ganancias a corto plazo. Es fundamental reconocer la importancia del contexto local y de los conocimientos autóctonos a la hora de comprender los ecosistemas y las prácticas de gestión del agua. Por último, los enfoques eficaces basados en los ecosistemas requieren marcos políticos y de gobernanza de apoyo a nivel local, nacional e internacional. Desde IDOM debemos abogar por políticas que prioricen la conservación de los ecosistemas, promuevan el uso sostenible del agua e incentiven los enfoques basados en los ecosistemas.

Dado que el agua es esencial para la vida, el acceso al agua potable se considera un derecho humano fundamental. En consecuencia, resulta obvio que la prosperidad y la paz dependan del agua. Al adoptar enfoques basados en los ecosistemas para la gestión del agua, podemos contribuir a su protección y conservación, contribuyendo a su vez al fomento de la paz.

[1] https://www.ohchr.org/en/documents/thematic-reports/a78253-report-special-rapporteur-human-rights-safe-drinking-water-and

[2]https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/downloads/outreach/IPCC_AR6_WGII_FactSheet_FoodAndWater.pdf

[3] https://www.unwater.org/publications/who/unicef-joint-monitoring-program-update-report-2023

[4] https://www.unwater.org/publications/sdg-6-synthesis-report-2023

[5] https://www.unwater.org/publications/summary-progress-update-2021-sdg-6-water-and-sanitation-all