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WATER MANAGEMENT

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22 DE JULIO 2024

Daniel Chamorro
Analista de redes urbanas y modelización hidráulica | Linkedin

Modelos

Las redes de saneamiento suelen ser las grandes olvidadas en cuanto a modelización respecto a las de abastecimiento. A esto se une una mayor complejidad tanto en la cantidad de información asociada como en su tipología. Profundidades de pozos de registro, resaltos, geometrías, pendientes, permeabilidades, cuencas de vertido… son sólo algunos de los parámetros a validar.

El objetivo buscado con este procedimiento es la reducción del tiempo necesario para el procesamiento y corrección de la información previa necesaria para la modelización hidráulica.

Antes de realizar cualquier estudio hidráulico, en este caso una modelización de una red de saneamiento es necesario validar la información cartográfica proporcionada. El proceso de detectar, comprobar y corregir estos errores puede ser laborioso, aumentando consideradamente el tiempo de trabajo o dejando errores que posteriormente se manifestarán en la modelización. La idea es realizar todas las correcciones necesarias antes de la generación del modelo hidráulico, asegurando no tener que volver atrás y verificar la calidad de la información proporcionada.

 

Si tenemos en cuenta que en un municipio tipo de 10.000 habitantes es habitual contar con más de 40 kilómetros de conducciones y más de 1.500 pozos de registro, revisar de forma manual como mínimo 10 parámetros por elemento significan revisar un mínimo de 15.500 datos.

En esta parte nos centraremos únicamente en la metodología empleada en validar los datos de la información proporcionada, partiendo básicamente de la premisa de que el agua circule por gravedad hasta el punto de vertido, sin centrarnos en los análisis topológico y geométrico de la red, que son fundamentales y deben realizarse previamente a esta fase.

Una solución a priori podría ser la revisión de los perfiles longitudinales de las conducciones de saneamiento calle a calle, identificando de forma manual los tramos con pendiente inversa a la del flujo natural del agua. Este método, si bien puede ser viable, no lo es a la hora de analizar la red de un municipio de completo.

El propio sistema de información geográfica, a partir de una pequeña programación, permite identificar tramos con pendientes negativas, completar  profundidades a partir de los pozos de registro adyacentes, así como verificar la lógica en diámetros, materiales y secciones de cada elemento existente en la red.

Perfil longitudinal tramo de red saneamiento

Visualización tridimensional red de saneamiento

La continuación de esta metodología precisa de la exportación de la información a un procesador de cálculo, desde el cual, mediante tablas dinámicas y otros procesos lógicos permite identificar la tipología del pozo de registro o nodo en función del número de salidas, entradas y profundidades asociada, identifica los pozos desde los que el agua no puede seguir fluyendo, es decir, sumideros, que suelen estar asociados a errores en la información proporcionada.

Por el lado de las conducciones se verifica que no existan contradicciones entre diámetros, material y forma en las conducciones y pozos de registro, detectar acometidas de pequeño diámetro a grandes colectores, número de conexiones por pozo, cambios bruscos de diámetro en los colectores o verificar si una red es verdaderamente separativa o no y todo ello a través de una metodología con alto grado de automatización.

En la última fase se revisan y corrigen las cotas y profundidades de los tramos en los que hemos detectado fallos, a través de los perfiles longitudinales, que nos permiten asegurar la continuidad del flujo en tramos de colector con mayor falta de información y en tramos de mayor complejidad en la que existen multitud de pozos y conexiones.

En definitiva, el objetivo buscado con este procedimiento es la reducción del tiempo necesario para el procesamiento y corrección de la información previa necesaria para la modelización hidráulica, sentando unas bases sólidas para el posterior desarrollo del modelo. Además de reducir los tiempos de trabajo debidos a la corrección de errores, facilita un flujo de trabajo dinámico que permite realizar cambios o ampliaciones en el modelo de forma más eficiente.